El
sentimiento de culpa es parte del proceso de migración sobre todo cuando se
dejan seres queridos en el país de origen, es decir es normal, lo “anormal” es
quedarse anclado en ese sentimiento y que esté no te permita disfrutar
lo que ahora tienes.
Este
sentimiento puede tener en el fondo muchas situaciones, por ejemplo la
sensación de “haber abandonado a alguien”. Es importante tomar conciencia de
que usted ha elegido irse (por la razón que sea), no está abandonando a ninguno
de sus familiares, ellos se están quedando (también por múltiples razones) que
le sugiero no se apropie de ellas. El liberarse de esa sensación será de mucho
provecho.
La culpa es
un sentimiento muy dañino, que refleja que algo no está funcionando
correctamente, no es lo mismo ser empático y ponerme en los zapatos del otro
que quedarme “pegado en los zapatos del otro” (del que se queda en el país de
origen, por ejemplo).
La culpa nos impide disfrutar de las posibilidades que nos
ofrece el país que hemos elegido, porque estamos constantemente pensado en lo
que dejamos o en quien dejamos (de manera “no sana”).
El proceso migratorio
es un proceso sin duda alguna de desapego, de apertura, de cambio, una de las
actitudes que entorpece, a veces, este proceso es la tendencia a mantenernos en
nuestros viejos paradigmas y no abrirnos a los cambios. Esta actitud dificulta
todo y lo hace más complejo y a veces puede conducir al fracaso.
Es
necesario (según la Psiquiatra Graciela Moreschi):
- Identificar el sentimiento de culpa. Analizar en qué
situaciones sobreviene.
- Aceptarlos como
normales y pensar que son comprensibles. Al reconocer y aceptar estos
sentimientos de culpa, resulta más fácil expresarlos y combatirlos.
- Expresar los
sentimientos de culpa. Hablar con otras personas (si es necesario, con
profesionales) del tema puede ayudar a aliviar este pernicioso sentimiento.
- Analizar sus
causas. Buscar las razones de estos sentimientos puede contribuir a
hacerlos más comprensibles y aceptables.
- Reconocer nuestros
propios límites.
Que
sugerencias les he hecho a mis pacientes que han emigrado:
1.- Tome
conciencia que es una elección personal (por la razón que sea, asuma la
elección)
2.- Abrasé sin
“dramas” a las nuevas experiencias. (eso no quiere decir que no exista
dificultad)
3.- Sea empático
con los que se quedaron, no establezca con quien se quedó solo una relación de
queja, rabia y dolor.
4.- Convierta
la experiencia en un momento de aprendizaje en su vida, nueva cultura, nuevos
modos de vivir, otros espacios.
5.- Rompa
viejas costumbres y arriésguese, el “nacionalismo extremo” puede transformarse
en un mecanismo de defensa para no asumir riesgos.
6.- La
nostalgia es normal, no permita que sea un impedimento.
Maminmigrante / Colaboración: Irma
Quiñones - Psicoterapeuta Gestáltico / @gestaltaldia
0 comentarios:
Publicar un comentario