Compartimos el relato de Karim Hernández
@ninasimonet76, venezolana, contadora pública con experiencia en Venezuela y
Argentina, once años viviendo en Buenos Aires, esposa y madre de dos argentinitos.
Después de ser madre y de cuatro
años viviendo en capital decidimos con mi esposo mudarnos a Cañuelas; una
ciudad tranquila a 60 Km de CABA. Allí decidimos construir nuestra casa con más
espacio para la familia. Cuando me estrené como madre con Isabela, hace cinco
años no tenía idea de todas las aventuras y retos que vendrían con ella.
Antes estaba siempre
ocupada por trabajo y viviendo un ritmo acelerado de gran ciudad. Con Isa todo
cambió y con ahora con Franco, de 2 años, todo se completó. Por eso vivir fuera
de capital con los chicos ha sido una decisión acertada para nosotros.
Primeriza y sin mi familia
Ser inmigrante y ser una
mami primeriza hace que añores con más
fuerza la ayuda de la familia, en especial el de la madre. Yo extrañaba a mi mamá o algo tan simple como hablar con mis amigas.
Organizarme con todo, particularmente con la dedicación exclusiva a la bebe y
la casa, fue una tarea mayor. Hoy no puedo sino decir que me siento maravillosamente feliz y agradecida; primero por ser
madre, segundo por los hijos que tengo y tercero por haber sido en este lugar y
no en otro. Pero no tener a la mamá tan cerca es duro.
Con Isabela he tenido
tantas satisfacciones, tantas alegrías, verla crecer y escucharla decir
palabras venezolanas o decir con orgullo "mi mamá es Venezolana". No he tenido necesidad de imponer mis
costumbres porque en nuestra casa las vivimos día a día y naturalmente. En
Argentina se acostumbran el desayuno dulce (lo cual es innegociable con mi
esposo argentino) sin embrago, los niños
me piden de vez en cuando sus arepitas.
Esos pequeños detalles me
alegran tanto, saber que no debo inculcar nada porque cada uno de ellos tiene
algo venezolano. Franco, a su corta edad, escucha un merengue y empieza a
bailar. Inevitable que no me haga recordar a sus tíos o el abuelo. Es divertidísimo
verlo. Mis hijos tienen mucho de las costumbres argentinas, son argentinos porque
aquí nacieron y este es su país pero llevan en la sangre lo caribeño también. Eso es innegable.
Con mi segundo experiencia
como madre decidí parar un poco profesionalmente. Me siento más relajada y
aprovecho más los momentos. Al final, los días son muy movidos, siempre hay una
actividad. Con Isa en la escuela estudiando doble jornada, actividad deportiva,
y Franco en casa siempre hay mucho por hacer.
La última vez que estuve en Venezuela
Tratamos de aprovechar más
las redes sociales y la tecnología para comunicarnos. A los chicos siempre les
hablo de llamar a la abuela, al abuelo, los tíos e incluso a mis amigas. Me
gusta mostrarles fotos para que no dejen de reconocer a su familia.
La última vez que estuve
en Venezuela fue cuando Isabela tenía 2 años. Allí vio a sus tíos y conoció mi
país. Ha pasado mucho tiempo pero el amor es increíble, no existe distancia
para los cariños, para sentir que estamos juntos y que los pensamos, que
deseamos todo lo mejor y que quisiéramos verlos pronto, tenemos esa esperanza
positiva latente. Franco aún no conoce Venezuela.
Soy mamá, soy inmigrante pero me siento en casa
porque hecho de este país mi hogar, Tal vez mañana sea otro pero ahora este es nuestro hogar, Me esfuerzo
todos los días por entregarles todo mi tiempo, mi atención, trato de rodearme
de gente positiva, de madres como yo que me aportan y que hace falta también
conversar e intercambiar ideas, preocupaciones, tips de ahorro, salidas, paseos.
Mi recomendación
- Sientan este país como su hogar.
- Vean sin prejuicios las cosas buenas que ofrecen para nuestros chicos, para nuestras familias y ser uno mismo.
- Den gracias a Dios.
- Rodéense de nuevos amigos poniendo voluntad; llamar, proponer, decir vamos a vernos, vamos a salir. Le hace bien a los hijos y a toda la familia rodearse de afectos.