jueves, 6 de octubre de 2016

Manejo de la culpa en procesos migratorios



El sentimiento de culpa es parte del proceso de migración sobre todo cuando se dejan seres queridos en el país de origen, es decir es normal, lo “anormal” es quedarse anclado en ese sentimiento y que esté no te permita disfrutar lo que ahora tienes. 

Este sentimiento puede tener en el fondo muchas situaciones, por ejemplo la sensación de “haber abandonado a alguien”. Es importante tomar conciencia de que usted ha elegido irse (por la razón que sea), no está abandonando a ninguno de sus familiares, ellos se están quedando (también por múltiples razones) que le sugiero no se apropie de ellas. El liberarse de esa sensación será de mucho provecho.

La culpa es un sentimiento muy dañino, que refleja que algo no está funcionando correctamente, no es lo mismo ser empático y ponerme en los zapatos del otro que quedarme “pegado en los zapatos del otro” (del que se queda en el país de origen, por ejemplo).

La culpa nos impide disfrutar de las posibilidades que nos ofrece el país que hemos elegido, porque estamos constantemente pensado en lo que dejamos o en quien dejamos (de manera “no sana”). 

El proceso migratorio es un proceso sin duda alguna de desapego, de apertura, de cambio, una de las actitudes que entorpece, a veces, este proceso es la tendencia a mantenernos en nuestros viejos paradigmas y no abrirnos a los cambios. Esta actitud dificulta todo y lo hace más complejo y a veces puede conducir al fracaso.

Es necesario (según la Psiquiatra Graciela Moreschi):
Identificar el  sentimiento de culpa. Analizar en qué situaciones sobreviene.
- Aceptarlos como normales y pensar que son comprensibles. Al reconocer y aceptar estos sentimientos de culpa, resulta más fácil expresarlos combatirlos.
- Expresar los sentimientos de culpa. Hablar con otras personas (si es necesario, con profesionales) del tema puede ayudar a aliviar este pernicioso sentimiento.
- Analizar sus causas. Buscar las razones de estos sentimientos puede contribuir a hacerlos más comprensibles y aceptables.
- Reconocer nuestros propios límites.

Que sugerencias les he hecho a mis pacientes que han emigrado:
1.- Tome conciencia que es una elección personal (por la razón que sea, asuma la elección)
2.- Abrasé sin “dramas” a las nuevas experiencias. (eso no quiere decir que no exista dificultad)
3.- Sea empático con los que se quedaron, no establezca con quien se quedó solo una relación de queja, rabia y dolor.
4.- Convierta la experiencia en un momento de aprendizaje en su vida, nueva cultura, nuevos modos de vivir, otros espacios.
5.- Rompa viejas costumbres y arriésguese, el “nacionalismo extremo” puede transformarse en un mecanismo de defensa para no asumir riesgos.
6.- La nostalgia es normal, no permita que sea un impedimento.
Maminmigrante / Colaboración: Irma Quiñones - Psicoterapeuta Gestáltico / @gestaltaldia

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