martes, 13 de junio de 2017

Emigrar con Pre y Adolescentes. Como prepararlos


Manejar el proceso migratorio requiere de preparación y trato especifico según el núcleo familiar que lo maneja. Es por esto, que en una serie de entregas, manejaremos recomendaciones y experiencias sobre como afrontar el proceso con niños, pre adolescentes y adolescentes.

Joana Alenso de @psicologiaparami nos escribe sobre el tema y compartimos la información que nos deja:

Actualmente en nuestro país se está dando un fenómeno bastante particular, que en muchos casos es una ayuda: muchos adolescentes se quiere ir.  Piden emigrar. Preguntan por qué su familia no se ha ido aún. Saben que lamentablemente, en nuestro país tienen menos oportunidades de conseguir la anhelada libertad y también muchos están acostumbrados a ver a sus amigos partir y muchos también, lamentablemente, tienen miedo y por eso desean irse. En este caso es importante lo siguiente:

1⃣ No subestimar las dificultades de adaptación que puedan presentarse al emigrar.
2⃣ Ajustar las expectativas de nuestros jóvenes. No es que en el nuevo país todo será perfecto o que la libertad de salir será infinita, o que será como estar de vacaciones. No es un paseo. Es iniciar una nueva vida.
3⃣ Hacerlo participe del proyecto migratorio. No para tomar decisiones sino para entender la situación migratoria con la que se instalarán en el nuevo país.
4⃣ No dejarnos presionar o chantajear por las demandas de un adolescente. Es importante que entiendan que cada decisión que tomemos al momento de emigrar, sobretodo en el ámbito financiero debe ser ajustada a la realidad familiar y no a un capricho.
5⃣ Al igual que en otras situaciones importantes, abrirles el espacio para hablar acerca de lo que pueden sentir, si en algún momento tienen miedo o ansiedad, o si llegan al nuevo país y les cuesta adaptarse. Es muy importante que nuestros hijos sepan que pueden contar con nosotros para hablar.

Ahora, con el adolescente que NO se quiere ir, es un poco más compleja la situación. La adolescencia es la edad donde los amigos son una prioridad, donde se afianza el sentido de pertenencia y la identidad de grupo. Por ello, emigrar con adolescentes es a veces, bastante difícil. Algunas recomendaciones bastante básicas son:
1⃣ Conversar con nuestro adolescente desde las etapas iniciales del proyecto migratorio. Que nuestro hijo o hija sepa que estamos planeando emigrar.
2⃣ Ser empáticos con nuestro adolescente. Que sepa que nosotros entendemos lo que significa para él y que las decisiones que estamos tomando son por su bienestar. Que no es una decisión para lastimarlo.
3⃣ Explicarle nuestro plan y mostrarnos receptivos a aceptar sugerencias. Que sienta que es escuchado.
4⃣ Garantizar canales de comunicación con sus amigos y familiares. Skype, WhatsApp, redes, etc.
5⃣ Permitirle decidir sobre ciertos aspectos básicos, por ejemplo dejar que decida si quiere regalar o donar o vender algunas de sus pertenencias, dejar que decida si quiere o no hacer una despedida con sus amigos y parientes, dejar que decida si lleva algunas pertenencias de valor especial para él.
6⃣ Investigar junto a nuestro adolescente, sobre el nuevo país. Lugares interesantes, cultura, moda, grupos musicales. Alentarlo a conocer aspectos interesantes de este destino.
7⃣ Investigar además sobre universidades y posibles carreras a estudiar, esto para crear una idea de como podría ser el futuro en el nuevo país.
8⃣ Si vemos que nuestro hijo o hija está muy afectado por esta situación, buscar ayuda profesional.




Como mama inmigrante de adolescente y pre adolescente, Irma Quiñones de @gestaltaldia nos comparte su experiencia:

Emigrar con hijos es un proceso demandante de recursos, y cuando son pre-adolescentes o adolescente pudiese tener un poco más de dificultad.  Les voy a hablar de mi experiencia como madre de adolescente (13 años) y de pre-adolescente (11) que ha emigrado recientemente Venezuela a Argentina.

Antes de venir mi mayor temor era la integración de mis hijos en los colegios.  Pregunté a amigos y colegas que ya estaban aquí sobre el tema del racismo porque en mis mapas mentales Argentina era un país muy racista y mi hijo es moreno(morocho, como dicen aquí) y mi hija tiene el pelo crespo, así que mi miedo era que fuesen rechazados por eso (resalto que era mio este miedo). Muchas dudas pasaban por mi mente respecto a este tema, en la medida en que tome conciencia que no ganaba nada adelantándome a los hechos, si no, solo alimentar a un monstruo inexistente, llegaba a mi la calma y empece a ver realmente lo importante y era lo que mis hijos estaban experimentando.  También, tenga conciencia de que sus temores de adultos no necesariamente son los temores de su hijo, no contamine su proceso, y en un ejercicio de comunicación respetuosa, pregúntele a que le teme él, sin juzgar y sin minimizar el temor de ellos, y comparta también usted sus temores (acorde a la edad que tenga el adolescente).

Por una parte estaban enojados, salir de su país generalmente en el adolescente despierta rabia, porque debe dejar "a sus amigos", debe salir de su circulo social donde es "alguien" donde tiene un lugar, esa sensación de ruptura con sus amigos les causa mucho enojo.  En mi caso, mi esposo llevaba ya 9 meses en Argentina y claro que mis hijos le extrañaban muchísimo pero para uno de ellos lo mas importante en ese momento era dejar a sus amigos.

Entonces al adolescente, hay que acompañarlo en este proceso de "duelo" donde se mezcla tristeza y enojo. Se le acompaña sin juzgarlo, estando ahí, mis hijos me han enseñado que a veces no hace falta "tanta charla", que simplemente oír y estar les basta. En general los adolescentes tienen la capacidad de vivir muy bien el presente, es decir no suelen perder el tiempo pensando en expectativas catastróficas de las situaciones futuras como nosotros los adultos.

Estando ya aquí conversando con el más pequeño le dije: "bueno hijo, aquí hablan diferente, quizás para ellos tu acento también sea diferente y puedan hacerte algún comentario" y el me respondió: "Mamá que te parece si esperamos a que suceda".

Creo que el trabajo previo es importante, es decir que conversemos siempre con nuestros hijos el tema de autoestima y de la seguridad en sí mismos. Que la comunicación sea fluida con ellos, recordarles siempre que si "algo" sucede, nosotros estamos ahí para ayudarlo, en esto es importante que no nos convirtamos en jueces, los adolescentes aborrecen a los jueces, si usted juzga el se siente etiquetado y eso va alejarlo.  Es vital que su hijo confíe en usted, como su padre (yo soy de las que piensa que no podemos jugar a ser amigos de nuestros hijos, somos sus padres, pero este es otro tema).  Hágalo participe del proceso de aprendizaje de las costumbres y modos del nuevo país, conversen del cómo se nombran las cosas  en el país donde han llegado.

No apresuremos nada, confiemos en los recursos que ellos tienen y en la preparación previa que hemos venido realizando. Confiemos también en los recursos que hemos manejado para afrontar el proceso migratorio desde que se toma la decisión de cambiar de país.

Es importante que usted conozca a la par, el entorno donde su hijo empieza a estar, conozca a sus compañeros de clases, conozca la escuela, como se manejan. La comunicación es vital repito, no deje pasar ningún evento que pudiera causarle incomodidad en el colegio, no susbestime si su hijo empieza a tener conductas que no son habituales en él.

Mis hijos se han adaptado muy bien a sus nuevas escuelas, ambos han sido recibidos en sus grupos de buena forma, van adquiriendo expresiones propias de aquí (lo que es normal y no por eso dejaran de ser venezolanos). El proceso de duelo por la perdida de sus amigos en Venezuela, esta ahi y lo vamos manejando, sin embargo ya hay nuevos amigos, ya han sido invitados a tardes de juego y a fiestas de cumpleaños y solo llevamos tres meses.  Es un proceso de altas y bajas, lo más importante es que tengamos conciencia de que somos un "tribu" que hemos emprendido un viaje juntos, que es normal que lloremos, que extrañemos. Que estamos todos adaptándonos y descubriendo una nueva cultura, que tiene muchas cosas que aportarnos, y que aquellas cosas que simplemente no  nos ayuden a ser mejores personas no las tomamos y ya.

Entonces resumiendo, en mi caso ha funcionado:
*Comunicación.
*Afecto (mucho, mucho afecto).
*Vivencia del presente.

Son tres aspectos que nos ayudan a apoyar al adolescente en el proceso de adaptarse a un nuevo entorno y a la vez nos ayudan a nosotros como adultos a enfrentar nuestros temores. Yo siempre digo que los monstruos más feroces con los que deben luchar nuestros hijos son con nuestros miedos, no se los endosemos, ya bastante tienen con los suyos...si es que tienen.


Siendo este el caso de muchos Venezolanos en la actualidad, queremos compartir testimonios auténticos de familias que han emigrado con sus hijos en esta etapa.


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Tengo un hijo de 11 años y salimos de Venezuela cuando el tenia 10. Vino a la Argentina muy emocionado, ya conocíamos el país y le gustó.  En su escuela se integró desde el primer día. A los niños le llama la atención el hecho de que sea extranjero y las maestras encantadas porque esta adelantado para el grado y además por lo educado.

El, en líneas generales se ha adaptado muy bien, incluso vemos que afrontó el cambio con una madurez increíble. Por otro lado extraña demasiado a sus amistades y familiares.

Nosotros lo preparamos para el cambio desde la verdad; le hicimos saber que buscamos un mejor futuro, un lugar en donde tanto el como nosotros como padres pudiésemos vivir su etapa de adolescencia y juventud tranquilos, en un lugar donde tener oportunidades de formarse académicamente. También reforzamos mucho nuestros valores familiares y hablamos de temas a los que podría exponerse una adolescente en cualquier parte del mundo: drogas, promiscuidad, alcoholismo entre otros.

Nuestro mayor temor como familia inmigrante de la Venezuela actual es cuando nuestro hijos nos pregunta:  cuando venimos de nuevo? Cuando voy a ver de nuevo a mis amigos y a mis familiares?... Nosotros sin mentirle, le decíamos que no sabemos cuando, pero que planificaremos y trabajaremos duro en familia para lograr ese reencuentro.

Le comentamos también que nuestras amistades y familiares siempre van a estar allí y que además están felices por nosotros. Como les contaba inicialmente, le hablamos del cambio positivo que buscábamos para la familia y que lastimosamente en Venezuela por el momento no era posible.

Si soy sincera entre luchar con las citas de documentación, comprar el pasaje y ver como el dolar no oficial pasó de 15 a 500 no tuvimos tiempo de documentarnos, para prepararnos a emigrar en familia con un adolescente. Eso no limitó a que el niño estuviera involucrado en el proceso y tomado en cuenta en todo momento,


Carolina, 31 años.
TSU en administración
Actualmente en casa al cuidado de mi hijo menor.


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En casa, hablamos de emigrar como 8 meses antes de venirnos y era como emocionante para el.  Al principio mi razón para emigrar era mi hijo, porque te das cuenta de que en Venezuela hasta la alimentación ha cambiado. Las salidas y el tema seguridad, tan notorio en todo adolescente también se había perdido.

Decidimos mandarlo de viaje con sus abuelos y tíos para que no pasara ningún tipo de trabajo mientras nosotros conseguíamos estabilidad acá.

El lloro mucho con las despedidas aparte su hermano mayor se quedaba en Venezuela y eso le afectó emocionalmente. Pasados 3 meses nos encontramos y me dijo que le hacia falta su casa, su cuarto, su hermano, sus amigos. Siempre le dije que lo viera como una experiencia única y una buena oportunidad.

Tomó los cambios con naturalidad a pesar de ser importantes. En Venezuela estaría iniciando el 4to año del secundario y acá en la Argentina inició en el 3ero. De igual manera, también vio que su papa consiguió empleo como mensajero, habiendo teniendo su propio negocio en Venezuela y que su mamá trabajaba en tienda hasta los fines de semana.

Actualmente está bastante adaptado y le gusta a pesar de todos los cambios ocurridos.  Sus compañeros de clases lo integraron rápido aunque todavía me dice q el se devolvería a su casa.  Creo que a medida que nosotros nos ubiquemos mejor a nivel económico el va ir desechando esa idea.

Siempre le digo que lo mejor es lo que pasa y que como madre, yo quiero para el una calidad de vida... el me dice "ok mami".


Luhijancy, 42 años
Licenciada en Administración de Empresa
Actualmente trabaja como vendedora


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Mi hija mayor es la que nos ha apurado por así decirlo a preparar viaje. Todos los días llega del colegio preguntando por los avances del viaje. Compramos hilo para tejer y el telar y ya hicimos una bufanda. Esta tan entusiasmada que en el colegio esta eximida, tiene una lista de las chucherías que piensa llevarse y los amigos le hicieron un cuaderno con mensajes muy bonitos para que los recuerde

Siente nostalgia por los abuelos que por ahora se quedan. El tío (mi cuñado) ya tiene un año fuera del país y eso la anima, porque no estará sola con nosotros si no que también estará su tío.

Si sentimos un poco de presión por parte de ella, porque a mi parecer ella se siente mas allá que aquí.  No sabemos como es el lugar a donde llegaremos, estaremos con mi cuñado mientras conseguimos un lugar donde estemos cómodos los 4.
Pero lo cierto es que estamos alegres y tranquilos de que ella acepte el cambio de todo de la mejor manera.(país, clima, amigos, todo)

Cuando se siente preocupada ella me dice:  Mamá he estado estudiando mucho me aplico y por eso tengo esas notas y todo es para llevarme un buen rendimiento y excelentes calificaciones pero me preocupa que allá me regresen a 1er año y yo no se que decirle.

Otra cosa, ella aquí esta en actividades los sábados y allá tendríamos que buscar una actividad para que se vaya adaptando a comience a hacer nuevas amistades


Sheila Torres, 37 años
Diseñador Gráfico
Aún en Venezuela


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Hace una año inicie mis planes de emigrar dada la crisis que vivía el país, y siendo yo funcionario publico se hacia mas tensa la situación.

Andrés, mi hijo de 11 años, de cuyo padre estoy divorciada, conservando sus pensamientos niño le emocionaba abordar el avión al nuevo país. Aprender sus costumbres y modismos al hablar y yo le inyectaba el entusiasmo de vivir una vida mejor.  Su padre también estimuló nuestra salida del país, y eso me pareció siempre positivo. Llegamos a este nuevo país en una temporada de vacaciones y eso favorecía su adaptación a lo nuevo.  Siempre estuvo en casa es decir, no realizaba ninguna actividad más que ir a parques y paseos familiares.  En marzo una vez que inicio el ciclo lectivo, también tenia ilusión por la maestra, compañeros y aprender la dinámica escolar.

Justo en el momento de socializar, es cuando todo se nos complicó.  Empezó a establecer diferencias entre su nueva escuela y la anterior, así como con los compañeros, que ya era un grupo consolidado que venían desde el 1er grado juntos, y siendo él el nuevo y ademas extranjero se diferenciaba en costumbres y hasta en el hablar.  Justo en ese momento, él empezó a deprimirse incluso a llorar.  Me cuestionó el por qué nos vinimos y se abrió una brecha impresionante entre los planes, la actitud que traía y todo lo nuevo que estábamos viviendo y como lo venia manejando.  Propicie encuentros y diálogos entre el y sus compañeros y no fue fácil.  Sentí que no había receptividad y hasta llegó a plantearme el regreso a nuestro país de origen.  Indudablemente, también se acentuó su separación del padre.

Tome la determinación de retirarlo de esa escuela, también por mudanza y actualmente asiste a otra y ya el trae consigo la predisposición por la experiencia anterior.  Ocurre igual, un grupo consolidado pero con una maestra y un equipo de apoyo excepcional que ayuda su inclusión y adaptación.  Aún tiene episodios de tristeza, reclama la comodidad de aquel que fue su hogar desde que nació, sus amigos, sus primos y por supuesto a su padre.  Estamos todos en un proceso emocional fuerte pero en el caso de él, dado los factores de edad, propios de un pre adolescente, ha sido un poco mas difícil.

Seguimos trabajando día a día.


Magdalena Colmenares, 36 años.
Psicopedagoga
Actualmente personal administrativo de agencia de autos.


La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artículos y colaboraciones firmados incumbe exclusivamente a sus autores.

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